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domingo, 11 de maio de 2025

La batalla que casi borró la identidad de Brasil: La Reconquista de Salvador por la Monarquía Hispánica (1625)

Introducción

Es poco conocido por el gran público que, a mediados del siglo XVII, el territorio que hoy conocemos como Brasil estuvo bajo una seria amenaza de dominio neerlandés. En 1624, las Provincias Unidas de los Países Bajos —ya en guerra con la Monarquía Hispánica en el contexto de la llamada Guerra de los Ochenta Años (1568–1648)— lanzaron una ofensiva contra la entonces capital del Brasil portugués: Salvador de Bahía de Todos los Santos. Este episodio se enmarca en un escenario geopolítico más amplio, en el cual Brasil integraba la estructura administrativa y militar de la Corona Hispánica, en virtud de la Unión Ibérica iniciada en 1580 bajo el reinado de Felipe II de España (Felipe I de Portugal).

El Contexto Imperial: Brasil bajo la Monarquía Hispánica

Con la ascensión de Felipe II al trono portugués en 1580, tras la crisis dinástica causada por la muerte del cardenal don Enrique, los reinos de Portugal y España fueron unificados bajo una misma soberanía, formando la llamada Monarquía Hispánica. Así, entre 1580 y 1640, el vasto imperio ultramarino portugués —incluyendo Brasil— quedó bajo control de los Habsburgo españoles, aunque con relativa autonomía administrativa local.

Salvador de Bahía, fundada en 1549, no era solo una capital colonial; se trataba de uno de los principales centros administrativos, militares y económicos del imperio atlántico luso-hispánico. Su importancia estratégica provenía del flujo de azúcar, palo de Brasil y otros productos tropicales hacia el mercado europeo. Por esa razón, la ciudad se convirtió en un objetivo prioritario de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales, creada por los holandeses con el objetivo explícito de debilitar el monopolio ibérico en los mares y en las colonias americanas.

La Ocupación Neerlandesa de 1624

En el año 1624, una expedición militar compuesta por cerca de 26 navíos y 3.500 hombres, bajo el mando del almirante Jacob Willekens y el vicealmirante Pieter Heyn, partió desde las Provincias Unidas rumbo al Atlántico Sur. La fuerza neerlandesa logró capturar Salvador con relativa facilidad. El gobernador portugués de la ciudad, Diogo de Mendonça Furtado, fue apresado y las autoridades coloniales locales fueron rápidamente sometidas.

La ciudad fue incorporada al dominio de la Compañía de las Indias Occidentales, y los invasores iniciaron un proceso de fortificación y consolidación del control. Sin embargo, el dominio neerlandés encontró resistencia significativa en los alrededores de la capital, especialmente en la región del Río Vermelho, donde luso-brasileños, clérigos y campesinos organizaron guerrillas y operaciones de sabotaje.

La Respuesta de la Monarquía Hispánica: La Jornada a Brasil

La noticia de la ocupación de Salvador causó gran impacto en la corte española. El monarca Felipe IV, entonces rey de España y Portugal, autorizó una operación militar de gran envergadura. El mando de la expedición fue confiado a Fadrique de Toledo Osorio, Capitán General de la Armada del Mar Océano, veterano de guerra y conocido por su eficacia en combates navales.

La operación, denominada Jornada a Brasil, contó con la participación de aproximadamente 12.000 hombres y más de 50 embarcaciones —uno de los mayores emprendimientos navales de la época. La fuerza estaba compuesta por tercios españoles, tropas portuguesas, marineros y apoyo papal. El objetivo era claro: restaurar la soberanía de la Monarquía Hispánica sobre la capital brasileña.

La travesía del Atlántico, realizada sin los recursos modernos de navegación, ya representaba una hazaña logística notable. Enfrentando riesgos de enfermedades, tormentas e insubordinación, la armada llegó a la costa brasileña en abril de 1625.

El Sitio y la Reconquista de Salvador

Al llegar a Salvador, los hispano-portugueses encontraron la ciudad fuertemente defendida. Se inició entonces un prolongado sitio, con bombardeos constantes desde la bahía, cortes de suministros y ataques coordinados por tierra. La ofensiva no consistió en un simple bloqueo, sino en una serie de combates intensos, en los cuales la superioridad numérica y logística de los ejércitos ibéricos fue decisiva.

Los neerlandeses intentaron buscar apoyo externo, incluso de corsarios franceses y de poblaciones indígenas aliadas, pero dichos refuerzos no llegaron a tiempo. Tras semanas de resistencia, el 1 de mayo de 1625, los holandeses capitularon y Salvador fue retomada por la Monarquía Hispánica.

Consecuencias y Representación Historiográfica

La recuperación de Salvador de Bahía constituyó una victoria simbólica y estratégica. Representó la contención de la expansión colonial neerlandesa y reafirmó la capacidad de la Corona Hispánica para proyectar poder transatlántico incluso en tiempos de crisis. La victoria fue celebrada en Lisboa, Madrid y Roma, siendo incluso representada por Juan Bautista Maíno, pintor de la corte, en su obra La Recuperación de Bahía de Todos los Santos, actualmente expuesta en el Museo del Prado.

Sin embargo, este episodio permanece relativamente oscuro en la historiografía popular y en los currículos escolares, frecuentemente eclipsado por la llamada "visión decadente" del imperio español en el siglo XVII. En realidad, la batalla por Bahía refuta esa narrativa: revela una potencia capaz de coordinar operaciones intercontinentales y de enfrentar con éxito desafíos a su hegemonía global.

📚 Bibliografía Recomendada

  • Boxer, Charles R. – La Conquista y la Colonización de los Trópicos (Brasil, Angola, Goa). Companhia das Letras.

  • Oliveira, Evaldo Cabral de Mello – El Negocio del Brasil: Portugal, los Países Bajos y el Nordeste, 1641-1669. Editora Topbooks.

  • Saraiva, José Hermano – Historia Concisa de Portugal. Europa-América.

  • Schwartz, Stuart B. – Soberanía y Sociedad en el Brasil Colonial. University of California Press.

  • Prado, Maria Ligia Coelho – La Cuestión Colonial en América Latina. Atual.

  • Museo del Prado – Registro oficial de la obra La Recuperación de Bahía, de Juan Bautista Maíno.

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