La clase militar por excelencia era la de los señores feudales: aquellos que, más que sus compatriotas, derramaban su sangre por el bien común, espiritual y temporal. Este holocausto colocó a los nobles en una situación similar a la de los mártires. Y el heroísmo que casi siempre demostraron fue prueba de la integridad de alma con la que aceptaron su holocausto. Como resultado, tenían derecho a privilegios y honores excepcionales.
La elevación del combatiente plebeyo a la nobleza o el ascenso del noble combatiente a un nivel superior de nobleza constituía, por tanto, una recompensa más justa y apropiada al valor militar.
Naturalmente, esta forma de ver la clase militar se reflejó en la formación de la sociedad colonial brasileña.
Oliveira Vianna afirma que muchos justificaron la petición que se hicieron de sesmarias mostrando cicatrices en el rostro resultantes de la lucha, las mutilaciones del soldado, el cuerpo cortado por la espada del normando, del bretón o del holandés o atravesado por el flecha del indio. Con esto tomaron posesión de la tierra, que era su principal riqueza (...). Era la valentía militar lo que dignificaba al individuo, lo que le aseguraba títulos de nobleza y aristocracia.
Plinio Corrêa de Oliveira - Nobleza y élites análogas
domingo, 7 de janeiro de 2024
Apuntes sobre la clase militar como base de la nobleza
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